Anatole France [Escritor francés. 1844-1924]
Es como si buscásemos todos los caminos posibles conocidos
para no tener que transitar los nuevos.
Es comprensible.
En el lugar en que nos hallemos, antes del cambio, estamos
vivos, respirando, a veces sonriendo, eso nos conforma de algún modo.
El cambio es sinónimo de "no garantías", de que
todo puede salir muy bien, pero del mismo modo todo puede ser peor de lo que era...
y es en ese punto en el que nos imaginamos a nosotros mismos extrañando...
desde la voz de una persona... hasta la color del sillón del living... desde el
decorado del baño... hasta las mascotas...
No es fácil... Quizás de allí venga algo de esa melancolía...
O no... quizás la melancolía es porque si hemos de cambiar
es porque algo no ha salido como lo esperábamos y eso... nos da idea de que nos
fue mal... o peor... idea de fracaso... Creo que la melancolía puede anclarse
en esta idea, más que en lo que mencioné un poco más arriba.
Sea como fuere... hay gente que se mantiene firme en medio
del desierto, de la tormenta, hasta del fango... y habemos otros, que el día en
que los ojos "ven" y ya no es lo mismo que veíamos antes... ya nada
vuelve a ser igual... empezamos a vernos a nosotros mismos en otras situaciones
y con otras personas... y empezamos a fantasear con la idea de partir... de
viajar...
Así empieza a veces.
Luego, cuando todo deja de ser una fantasía, la realidad
como de costumbre nos golpea la cara y allí estamos, en la puerta, con unas
pocas cosas en la mano y el corazón lleno de incertidumbre... otra vez.
En fin, cuando el momento del cambio llega, no es posible
ignorarlo por mucho tiempo... nos escondemos de él, lo tapamos con palabras,
instantes robados al hastío... pintamos todo con acuarelas para disfrazarlo...
pero es indefectible...
Cuando el momento del cambio llega... y quizás esa
melancolía de la que habla Anatole France se hace nuestra sombra... ya nunca
más somos los mismos...
No es que siempre haya que correr riesgos -tal vez no- es
que en ciertas oportunidades... debemos hacerlo... porque no queda espacio en
la fantasía ni en el conformismo.
Si ése es el caso habrá que darle la bienvenida a la
melancolía, no negarla, aceptarla, y trabajar en nuestro interior para que
prime el deseo de tener una mejor vida que la que veníamos teniendo.
Si no encontramos un justificativo es porque nos estamos
olvidando de que simplemente, quizás, nos lo merecemos... y con eso debería
bastar.
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